La comunicación en las organizaciones NO puede someterse al juego del teléfono, aquél en el que varios participantes se divierten al escuchar como un mensaje se va distorsionando al pasar privadamente de persona a persona; y el último jugador dice en forma audible a todos los participantes el contenido de la comunicación que le ha llegado, muy diferente al mensaje inicial. El resultado de este juego es la base del rumor. Y el rumor es el cáncer comunicativo de las organizaciones.